Paloma Sanz es responsable de Innovación y supervisión de equipos. en el interior Escuela “Ramón y Cajal”. por más de 15 años. Su tarea es desarrollar la parte pedagógica, innovar y facilitar el progreso de los equipos.

El colegio “Ramón y Cajal” es un centro privado de la Comunidad Autónoma de Madrid que ofrece formación desde infantil hasta bachillerato y que apuesta firmemente por la aplicación de la innovación y los nuevos métodos en la enseñanza.

¿Cuáles son los beneficios del Big Data en el aula?

—En las escuelas hay muchas citas. Ya comenzamos a tener esta conversación internamente en 2018, qué podemos hacer con el tema de los grandes datos, cómo podemos beneficiarnos de él, cómo podemos promoverlo, así que hemos estado trabajando en ello durante varios años.

Cuando estalló la pandemia, esas conversaciones y los proyectos piloto en curso terminaron. Teníamos urgencia de hacer todos los cursos en línea y todo eso se detuvo.

En resumen, las escuelas tienen muchos datos y ahora más que nunca ya que los estudiantes tienen un dispositivo móvil y se conectan a clases en línea. Todos estos datos se registran, por lo que la cantidad de datos que estamos procesando actualmente es muy alta.

Según su experiencia, ¿cuáles son los beneficios de integrar las nuevas tecnologías en el aula?

—Las nuevas tecnologías nos ayudan como docentes, nos acercan a mundos que antes no hubieran sido posibles. Por ejemplo, la realidad virtual o la realidad aumentada o la capacidad de conectarse a Internet, buscar o ver cosas en 3D. Acercan el mundo real al aula.

¿Cuáles son las dificultades de esta integración?

—A veces delegamos el papel de formador y educador en los dispositivos. Este es el riesgo que puede haber: delegar el trabajo del profesor. Es cierto que el uso de dispositivos en el aula modifica el trabajo del docente. El trabajo del docente tiene que evolucionar hasta entenderlo como un facilitador, ya que los dispositivos contienen toda esta información.

Las nuevas tecnologías nos ayudan como docentes, nos acercan a mundos que antes no hubieran sido posibles

¿Seguirán siendo necesarios los maestros cuando los dispositivos técnicos entren en el aula?

En mi opinión, serán más necesarios que nunca. Ellos son los que deben ayudar a los estudiantes a desarrollar estas habilidades a nivel cognitivo, emocional y social. Todo esto es realmente importante hoy en día, y es el propio docente quien debe ayudar a sus alumnos a desarrollarlos. La inteligencia artificial no puede hacer eso.

La inteligencia artificial puede ayudarlo a elegir una mejor ruta de lectura o ajustar los problemas matemáticos al nivel que desee. Pero las habilidades a nivel cognitivo, emocional y social deben ser enseñadas por el maestro. Deben ayudar a los alumnos a comprender qué información que encuentran en Internet es útil y qué no, ayudarles a liderar equipos y trabajar en grupo, aprender a debatir aprendiendo a fundamentar argumentos… Y la inteligencia artificial no puede enseñar eso facilitará el trabajo del docente y personalizar el aprendizaje, pero el docente debe estar ahí más que nunca. Su trabajo es ayudar a los estudiantes a desarrollar estas actividades clave para que puedan usar el conocimiento que la inteligencia artificial puede brindarles a los estudiantes.

¿El personal docente está capacitado para realizar su trabajo de esta manera?

“Pienso cada vez más. Cada vez más este diálogo y esta conversación se está integrando en la sociedad. Desde hace algunos años, los docentes entendieron que ellos no sólo están en el centro del saber, como se hizo en la década de 1980 a través de las conferencias, que solo importaban.

Lo que hemos visto en “Ramón y Cajal” desde hace 15 años es que ha habido un cambio donde el alumno es el centro, el profesor lo guía, hay mucho trabajo en equipo, trabajo colaborativo, mucho movimiento, habilidades sociales. , la empatía, el desarrollo de la inteligencia emocional… Creo que los profesores cada vez están mejor formados.

Aunque es un tema que sigue pendiente como ser humano. Hay momentos en que nos cuesta como humanos la parte de competencia que es necesaria en todos los ámbitos de la sociedad, pero poco a poco la integramos en nosotros mismos. Como sociedad no estamos preparados al 100% para esto, pero desde hace varios años existe este diálogo y esa preocupación entre los docentes.

La inteligencia artificial facilitará el trabajo del profesor y personalizará el aprendizaje, pero el profesor necesita serlo más que nunca

¿Qué proyectos has llevado a cabo con éxito en el colegio “Ramón y Cajal” en el ámbito tecnológico?

—Llevamos más de 10 años enfocándonos en que los alumnos desarrollen sus habilidades digitales, desde cuarto grado trabajan en formato iPad 1 a 1. Esto quiere decir que tanto docentes como alumnos han desarrollado una capacidad digital muy grande. Tenemos trabajo que está totalmente digitalizado y respaldado por tecnología.

Una cosa que ha funcionado muy bien durante la pandemia cuando estuvimos encerrados de un día para otro es que todas las clases se impartían en línea. Se pudo de un día para otro porque veníamos con mucha educación previa de hace 10 años, mucho bagaje digital de hace 10 años. Ahora tenemos un modelo híbrido.

¿Cómo podemos evitar la deshumanización que provocan las máquinas en el aula?

“Tenemos que asumir que tenemos que evolucionar, que algo va a cambiar y que probablemente podamos percibir la deshumanización en algunos aspectos. Creo que es importante humanizar los datos. Lo que está sucediendo ahora es que al usar big data, comenzamos a tener modelos predictivos que nos dicen qué puede suceder en función de los datos. Hay que tener mucho cuidado con estos modelos. Por un lado, porque los modelos son creados por una mente humana con sus propios prejuicios. Por ello, una vez que nos proporcionan los resultados o predicciones, también deben ser analizados por un humano, una persona competente que tenga las habilidades y destrezas para analizar los resultados que proporciona una máquina. Siempre debemos humanizar este proceso de big data e inteligencia artificial, debemos contar con un equipo competente que tome decisiones en base a estos resultados, pero con la capacidad crítica y analítica que les permita tomar decisiones acertadas.

Mientras el docente siga siendo quien guíe a los alumnos y la tecnología sea solo una herramienta que posibilite un aprendizaje personalizado, no deshumanizaremos la labor docente, que sigue siendo muy humana, sino que la transformaremos.

Tenemos que asumir que tenemos que evolucionar, que algo cambiará y que probablemente podamos percibir una deshumanización en algunos aspectos.

¿Qué papel juega la familia?

– La familia también debe ser consciente de esta enorme autopista, de este mundo sin barreras que les permitimos. Las familias tienen que estar presentes y saber qué están haciendo sus hijos cuando están usando estos dispositivos, con esta tecnología, con teléfonos móviles, ordenadores… Tienen que tener cierto control y conocimiento sobre lo que están haciendo sus hijos para poder para hacer eso apoyarlos en su educación. Principalmente porque su cerebro se está desarrollando y no todo vale para el desarrollo cognitivo de un niño. Debe ser un adulto moderándolo.

¿Cuál es la tendencia futura en la integración de la tecnología en la educación?

“Esto ha llegado para quedarse”. Es como si llegara el ascensor y la gente preguntara “sí o no”. Bueno, el ascensor llegó y se quedó. Otra cosa es optar por subir las escaleras andando porque es bueno para el cuerpo pero el ascensor sigue estando disponible. Creo que esto será igual, podremos beneficiarnos de la tecnología porque permite la personalización del aprendizaje. En el futuro veremos que los docentes necesitan ser cada vez más competentes en habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Va a ser importante tener ideas en neurociencia sobre cómo funciona el cerebro ahora que tenemos mucha información a nivel científico. Todo esto es importante porque ellos son los responsables del desarrollo de este órgano de los niños y la escuela se encargará de que el cerebro, el corazón y el físico de los niños se desarrollen de la mejor manera posible.

Lo que busca la escuela es que el cerebro, el corazón y el físico de los niños se desarrollen de la mejor manera posible.

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