La apertura del modelo Meta AI tiene como objetivo fomentar la intervención, el análisis y el estudio constante de una tecnología para mejorarla.

La inteligencia artificial (IA) es uno de los impulsores tecnológicos más impresionantes de la actualidad. Tiene una capacidad única para procesar información extraída de millones de bases de datos simultáneamente; Además, puedes conocer tus propios procesos y las acciones de las personas. Esta tecnología reconoce y predice patrones, en particular de ciertas actividades; especialmente cuando son rutinarios e individuales. Su implementación tiene grandes implicaciones para la automatización de trabajos que se pueden realizar de forma desatendida y acelerada.

Gran parte de lo que hace la IA es reconocer, leer e interpretar el lenguaje. La tecnología detrás de esto es el Procesamiento del Lenguaje Natural (NLP), que tiene como objetivo crear puentes de comprensión entre humanos y computadoras. De alguna manera simula de la forma más aproximada posible una conversación normal entre personas. Esto le permite identificar el tono, el estado de ánimo y la intención detrás de las palabras de una persona para obtener más información sobre lo que necesita. Por lo tanto, responda dentro de los rangos de expectativa de los usuarios.

En cuanto a la automatización y la inteligencia artificial para todos nuestros trabajos, todavía hay un punto en el que superamos a las máquinas. El cerebro humano es tan complejo que es mucho más eficiente, en realidad, para leer, procesar y articular el lenguaje. También sintácticamente, un humano puede juntar oraciones y párrafos más rápido que un robot; especialmente cuando se trata de concatenaciones, tanto de ideas como de oraciones.

Imagen: Pixabay

No obstante, no faltan esfuerzos para promover una IA capaz de hacerlo. En esta clave se pueden entender los últimos anuncios de Meta -por delante de Facebook- al respecto.

¿Está el secreto de la IA en el cerebro humano?

Por un lado, se conoció que Meta realizó una alianza estratégica con las empresas Neurospin e INRIA para comparar las actividades de aprendizaje profundo de una máquina con las del cerebro humano. Por otro lado, pusieron a disposición del público el código, el protocolo de programación y el modelo completo de su IA más ambiciosa. Un compendio que intenta llevar este tipo de tecnologías a un nivel del que aún no se ha sospechado en la industria. Uno destinado a un uso general y no necesariamente enfocado a tareas específicas.

En un claro intento de solidificar su metaverso, Meta quiere tener una PNL capaz de articular IA que funcione completamente sin supervisión humana. También que puede reconocer grandes patrones de sus usuarios. Pero para hacer eso, tienes que entender el cerebro humano. La alianza con Neurospin e INRIA podría ser un primer paso en esta dirección. En la medida en que mapeen mejor las conexiones entre las ondas cerebrales y el aprendizaje profundo de la inteligencia artificial, tendrán más posibilidades de lograr la alquimia moderna; es decir, traducir el lenguaje en pensamiento.

La estrategia intenta centrarse específicamente en la forma en que se extrae el significado del discurso. Comprender cómo procesamos activamente las palabras (leer, hablar, escuchar y escribir) y al mismo tiempo permitir que una IA aprenda esto proporcionaría información valiosa para predecir mejor grandes cantidades de habla, tanto de texto como hablada. Es quizás el último gran paso que debe dar este tipo de tecnología para finalmente establecerse como una absolutamente necesaria para todos los humanos. Por supuesto, esto significaría pensar detenidamente qué tan conveniente es para nosotros como sociedad que una empresa privada tenga una capacidad de procesamiento de información sin precedentes.

La colaboración como paradigma del desarrollo científico

Lo interesante del meta anuncio fue la combinación de noticias. El estudio del cerebro humano versus AI Deep Learning en manos de una apertura de la información y la investigación que han realizado para llegar a este punto. Ambos muestran signos de algo raro en la industria tecnológica actual: la colaboración como paradigma del desarrollo científico.

En una carta muy famosa de Isaac Newton a Robert Hooke, el primero escribió: “Si pudiera ver más lejos, sería subido a hombros de gigantes”. La metáfora es sencilla. Y a menudo se usa para explicar los detalles del progreso científico. Es imposible creer que una persona (o una empresa) sea tan brillante que individualmente pueda romperla. Todo nace de un camino de desarrollo de décadas y siglos que nos permite seguir innovando.

Pero lo mismo se aplica a una situación específica. Hay retroalimentación constante para que se pueda progresar. entre los científicos; dentro de una industria; y no olvidar entre las disciplinas. Esta es la razón por la que los clústeres tecnológicos como Silicon Valley tienen tanto éxito. Posibilitan la socialización del conocimiento, la complementariedad de tecnologías y la sana competencia para lograr más y mejores resultados.

Esto está indicado por la apertura del modelo meta-AI. El fomento de la intervención, el análisis y la investigación constante de una tecnología contribuye a su perfeccionamiento; principalmente para encontrar puntos ciegos. Especialmente cuando se trata de avances con enormes implicaciones éticas y sociales. Independientemente de las intenciones de Zuckerberg, buenas o malas, al desarrollar su metaverso, y las tecnologías necesarias para hacerlo, estos modelos colaborativos son buenas noticias. Será interesante ver a qué conducen.

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