Una mujer de 38 años realizó el tratamiento de alta complejidad – Créditos: @Pexels

Un nuevo avance en fertilidad asistida ha sido anunciado en las últimas horas tras el nacimiento del primer bebé en América Latina a partir de un embrión seleccionado con inteligencia artificial. Para analizar automáticamente cuáles se deben transferir en el tratamiento de reproducción asistida, se utilizó la tecnología Embryoscope.

La inteligencia artificial es un aliado para los profesionales y pacientes de la medicina reproductiva. Su inclusión en los tratamientos de reproducción asistida permite el estudio de una gran cantidad de datos, mejorando la precisión, la eficacia y el ahorro de tiempo.

Según un comunicado del Centro de Medicina Reproductiva WeFIV, la madre del bebé tenía 38 años en el momento del tratamiento de alta complejidad. “Para los pacientes menores de 40 años, hay mejor pronóstico con este tipo de procedimiento”, dijo Bárbara Lotti, especialista en medicina reproductiva del centro.

La mujer se había sometido previamente a un ciclo de fecundación in vitro con resultado negativo. “El Embryoscope fue la herramienta más adecuada para el desarrollo y selección de embriones porque este tipo de incubadora ofrece la posibilidad de observar el desarrollo minuto a minuto, además de la ventaja de mayor temperatura y estabilidad de los gases”, dijo Lotti.

“Además, a través de la inteligencia artificial es posible puntuar los embriones en función de diversas variables que van más allá de la valoración morfológica del ojo humano, optimizando la puntuación embrionaria en el momento de seleccionar el embrión para su transferencia. Todo esto mejora las tasas de embarazo y acorta los tiempos en que las pacientes logran el embarazo”, explicó.

El mayor beneficio de usar inteligencia artificial es que los resultados se pueden comparar con algoritmos que han analizado previamente millones de videos de desarrollo embrionario, por lo que la evaluación que puede hacer la tecnología es más precisa.

“Por cada video subido, se le decía a la máquina si ese embrión estaba preñado o no, y su calidad. De esta forma, los sistemas de análisis aprendieron a analizar diferentes patrones de desarrollo embrionario para predecir la calidad del embrión en base a su experiencia o análisis previos. Entonces la observación ya no depende del operador. Las mismas máquinas no solo analizan patrones de división embrionaria debido a su experiencia, sino que también han aprendido a analizar patrones que son imperceptibles para el ojo humano”, agregó Santiago Giordana, director del laboratorio WeFIV.

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