Hablamos de inteligencia artificial todo el tiempo. Artículos científicos, prensa y redes sociales se refieren a ella con urgencia. Rara vez por el servicio secreto o la administración. La necesidad de un gobierno inteligente a menudo se enfatiza al señalar administraciones que hacen un uso inteligente de las tecnologías de la información y la comunicación (Campos Ríos y Castro, 2022). Más que logros se destacan, hay carencias de todo tipo, relacionadas con la brecha digital o la falta de voluntad de los gobiernos para implementar programas ambiciosos que eviten cambios políticos de gobierno.

Sin embargo, para superar dificultades, resolver problemas y prever el futuro, también es necesario que los servidores públicos sean inteligentes y utilicen la inteligencia que promueven sus instituciones. Esa consideración por los funcionarios que sitúan la honestidad como una necesidad muy por encima del conocimiento es cada vez menos real. Hoy, el comportamiento ilegal se controla principalmente a través de sistemas de rendición de cuentas y transparencia, pero el conocimiento técnico, según García Pelayo, es crucial para el éxito o el fracaso de un gobierno. Las políticas públicas, los planes de emergencia, las normas y los procedimientos no pueden abordarse sin los debidos conocimientos técnicos y sin el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Aún no se han encontrado soluciones y el proceso está plagado de numerosas áreas de incertidumbre, dilemas, conflictos de interés, conflictos de tradición y controversias de valores. (Largo 2016)

La inteligencia deriva del estudio y conocimiento de los problemas a los que se debe sumar la experiencia, el trabajo en equipo y la mezcla de conocimientos sobre las diversas materias propias del caso. Pero en los últimos años, coincidiendo con el cambio de comportamiento de la clase política, sometiéndose cada vez más a las necesidades de comunicación e imagen, alejándose cada vez más del conocimiento en profundidad de cualquier tipo de especialización, el uso de la inteligencia externa es habitual y continuado.

A menudo se solicita ayuda externa de cierto prestigio para llevar a cabo un plan o proyecto. Nuestro proyecto gana notoriedad y reconocimiento cuando está respaldado por una consultoría de renombre, especialmente cuando es internacional. Este también es responsable de publicitar adecuadamente la actividad para que sea reconocida como innovadora y transformadora.

No conviene que el proyecto recuerde los fracasos de estas firmas, pero también los hubo graves. Por no hablar de las auditorías fraudulentas respaldadas por consultoras multinacionales que han fracasado en todo el mundo, incluso forzando su desaparición. (Arthur Andersen/Enron).

Este fenómeno de proporciones globales se denomina outsourcing y tiene varias variantes, siendo probablemente Reino Unido el país donde más se desarrolla esta práctica, que en definitiva es la mejor definición de cultura organizacional. Un credo de gestión pública que socava la agencia gubernamental y alienta la privatización ha alentado fuertemente la subcontratación de la capacidad del gobierno al sector privado. (Mazzucato 2021)

Es inevitable y en la mayoría de los casos positivo recurrir a la ayuda externa oa la cooperación público-privada para resolver cuestiones que la administración pública no tiene los conocimientos o elementos necesarios para resolver. Sin embargo, también es necesario contar con talento interno, que muchas veces se desperdicia. Hay una gran cantidad de talento en la administración pública sin educación y criado en la cultura profunda de “Sin riesgo o sin innovación”.

La necesidad de inteligencia y preparación suficiente en las administraciones públicas debe ser reconocida como una necesidad por parte de los líderes políticos, ya que la existencia de personal con experiencia y conocimiento no es superflua para el éxito de la política pública. El ministro era obviamente el representante del poder político, debía defender su criterio político siguiendo las sugerencias de sus funcionarios subordinados o dándoles las pautas adecuadas de carácter político (Weber, 1919).

Para que la política pública genere valor en la sociedad es necesario el liderazgo de las personas elegidas por la ciudadanía, pero también es necesario tener en cuenta el conocimiento de los funcionarios especializados que deben ser seleccionados por sus habilidades y experiencia, de manera que la alianza entre ambos genere información aliada a la de los ciudadanos y empresas, alcance mayores niveles de eficiencia en las políticas públicas y aumente la confianza de los ciudadanos. También la inteligencia de los ciudadanos, para que la inteligencia sea colectiva. Así que no debemos olvidar que la inteligencia es esencialmente generada por los humanos, aunque las máquinas aprenden cada vez más rápido.

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no desea leer permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, continuaremos haciendo campaña por un periodismo libre de censura!

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here